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martes, 1 de febrero de 2011

Cinco consejos para que los celulares no acaben con la cortesía

Cinco consejos para que los celulares no acaben con la cortesía
Fernando Albán Díaz del Castillo


Cinco consejos para que los celulares no acaben con la cortesíaBogotá.  Pocos aparatos y tecnologías han revolucionado tanto nuestras vidas como los teléfonos celulares y los smartphones.

Tan es así, que nos cuesta recordar cómo sobrevivíamos sin esos efectivos medios, que alteraron nuestra forma de comunicarnos. 

Si en la época de "La urbanidad de Carreño" hubieran existido estos aparatos, seguramente el autor le habría dedicado un largo capítulo a describir las normas que deberíamos seguir al usarlos, para no pasar por descorteses y groseros.

Y es que no hace falta más que una mirada a nuestro alrededor para comprobar que siempre el que llama y el que envía un mensaje de texto, es más importante que uno, que se encuentra de cuerpo presente, frente a quien atiende una llamada. 

En reuniones, cursos, conciertos, almuerzos y hasta en la iglesia, los detestables ringtones interrumpen los actos más solemnes. 

De nada sirven los avisos y las invitaciones a apagar estos fantásticos aparatos, pues siempre habrá un despistado que deje su teléfono encendido o una señora que no ha descubierto cómo se lo pone en silencio, a quienes el celular les sonará escandalosamente, en el momento más inoportuno.

Los seres humanos vivimos hoy en día obsesionados por estar "conectados" con nuestros distintos mundos, y esto ha alterado nuestras prioridades hasta el punto de que en los salones donde se desarrollan algunas juntas directivas, empiezan a instalarse bloqueadores de señal, que impiden a los asistentes hacer y recibir llamadas y mensajes de texto, de esta manera todos se concentran en los temas a tratar.

Así como ya no se puede fumar en los lugares públicos, llegará un momento en que surja una estricta reglamentación para el uso de estos aparatos en determinado tipo de eventos, reuniones y lugares. 
Los bancos, por ejemplo, prohiben su uso dentro de las áreas de atención al público; en lugares como embajadas y en la Presidencia de la República, simplemente los retienen a la entrada y sólo los devuelven cuando uno abandona el lugar. 

Aquí le brindamos algunos consejos para que usted, al usar su teléfono celular o su Blackberry, no pase por maleducado, descortés y grosero.

Dé a las personas la importancia que se merecen

No hay descortesía más grande y que más moleste, que nuestro interlocutor interrumpa una conversación agradable o importante, para atender una llamada, leer o contestar un mensaje cualquiera, que bien habría podido responder una hora más tarde. Realmente son pocos los asuntos que no dan un poco de espera; por eso, no se deje llevar por la curiosidad y la impaciencia.

Cerciórese de que su teléfono esté en silencio en una reunión

Evite pasar por la vergüenza de interrumpir a un orador o conferencista y de recibir la mirada inquisidora de todo el auditorio. Si usted es el conferencista, con mayor razón apague su teléfono, pues sería imperdonable que mientras hace una extraordinaria presentación, los asistentes empiece a escuchar la música de "Misión imposible" que identifica a su celular.

Escoja un ringtone discreto y evite una situación bochornosa

Si de por sí, que el celular suene en un momento inoportuno puede ser bochornoso, peor será si su sonido es escandaloso, de mal gusto o desagradable. Intente escoger un sonido tradicional para que en casos en los que esta situación se dé no pase la pena de ser observado por los asistentes.

Si la llamada o el mensajes de texto no dan espera...

Ofrezca disculpas y procure alejarse del recinto para contestar. Resulta de mal gusto que todos a su alrededor escuchen lo que usted tiene que decir. En la medida de lo posible, busque un lugar aislado para que pueda conversar con tranquilidad. Procure volver a la mesa en el menor tiempo posible, pues hay una o varias personas a las que les acaba de comunicar que son menos importantes que una llamada.

No haga del manos libres parte de su fisonomía

Es común ver personas que se desplazan por la calle con el aparatico pegado a su oreja, lo cual dista mucho de ser elegante. Pero si va manejando, tenga el aparatico cerca a usted, pues le ahorrará dinero evitando multas y estrelladas. Sin embargo, los conductores, cuando se concentran en la llamada, así tengan el "manos libres" descuidan la marcha del vehículo, lo que aumentan notoriamente los riegos de accidente.


Fuente: La Republica

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